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Por Arzobispo Gregory M. Aymond
Clarion Herald
Me gustaría compartir algunos pensamientos personales sobre el arzobispo Shelton Fabre, quien ha servido desde 2013, como obispo de la Diócesis de Houma-Thibodaux, y quien fue nombrado por el Papa Francisco, el 8 de febrero, como el nuevo arzobispo de Louisville.
El arzobispo Fabre ciertamente, será extrañado por los obispos de Luisiana y, por tantas personas que han llegado a conocerlo y apreciarlo. Sirvió bien como obispo auxiliar de Nueva Orleáns, de 2006 a 2013. Lo conocí antes de llegar a la arquidiócesis en 2009, pero luego, tuve el privilegio de trabajar con él, como hermano obispo durante los siguientes cuatro años, hasta que el Santo Padre, lo nombró obispo de Houma-Thibodaux en 2013.
Sé que la gente de Houma-Thibodaux, realmente se ha enamorado de él, y aprecia la forma personal en que trata a las personas, así como su buen estilo administrativo, que es ciertamente pastoral. Aunque lo extrañaremos, nuestro consuelo es que, guiará a la gente de la arquidiócesis de Louisville con entusiasmo e integridad.
El arzobispo Fabre se ha hecho conocido a nivel nacional, por viajar por los Estados Unidos, para presentar la carta pastoral de los obispos contra el racismo, titulada: “Open Wide Our Hearts (Abrir de Par en Par Nuestros Corazones: The Enduring Call to Love” (El Llamado Perdurable al Amor). Demostró ser un orador eficaz, y capaz de explicar la realidad del racismo, y llamar a las personas a un mayor respeto y unidad entre sí.
Sé que el arzobispo Joseph Kurtz, está encantado de tenerlo en Louisville, como su sucesor, y lo apoyará en todo lo que pueda.
Recuerdo con cariño las relaciones que, monseñor Fabre, ha forjado en los últimos años, con todos los obispos de Luisiana, y específicamente, con la arquidiócesis de Nueva Orleáns.
El arzobispo Fabre deja la diócesis de Houma-Thibodaux, en un momento muy crítico, porque todavía se está recuperando de la devastación del huracán Ida. Él y yo, hablamos muchas veces sobre el proceso de recuperación y reconstrucción y, durante los últimos seis meses, su mayor preocupación ha sido por su gente, que está reconstruyendo sus vidas y sus hogares.
Sé que es un hombre de gran compasión, y sin duda, extrañará a su gente.
Cuando sea instalado oficialmente como arzobispo de Louisville, el 30 de marzo, la Diócesis de Houma-Thibodaux, elegirá un administrador diocesano, para guiar a la diócesis hasta que el Papa Francisco nombre un nuevo obispo.
Únase a mí en oración por la gente de la Diócesis de Houma-Thibodaux, y también, por el arzobispo Fabre, al comenzar el nuevo ministerio al que Dios lo ha llamado.
Las preguntas para el arzobispo Aymond pueden enviarse a: [email protected].