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Adicho muchas veces que, celebrar la Misa del Acólito del Año, cada año, le da mucha alegría. ¿Podría compartir el porqué se siente así?
Sí. Tengo tanta alegría en la Misa porque, estos jóvenes, que sorprendentemente incluyen a muchos adolescentes que, continúan sirviendo en el altar en la escuela secundaria y, más allá, están viviendo un importante ministerio de la Iglesia. Siempre es edificante ver a los jóvenes servir a nuestro Señor, y a nuestras comunidades de esta manera. “The Serra Clubs of Greater New Orleans, ha patrocinado esta Misa anual y, la ceremonia de entrega de premios durante décadas, y trabajan con nuestra Oficina de Vocaciones para que sea memorable para los monaguillos y sus familias. La semana pasada, honramos a 80 monaguillos que fueron seleccionados individualmente por sus respectivas parroquias.
Hubo un momento especial, cuando le entregó a los padres de la difunta Harmony Waller, su medalla por el Servicio de monaguillo del Año.
Harmony fue una fiel servidora del altar durante muchos años, en la parroquia Mary Queen of Peace en Mandeville, y todavía servía la Misa de las 8 am. todos los domingos, a la edad de 19 años. Murió trágicamente en un accidente automovilístico en diciembre, mientras conducía de regreso hacia Mandeville, para asistir a la Misa de despedida del obispo electo John Tran. Pude entregar a los padres de Harmony su medalla de monaguillo del año, y les aseguré mis oraciones por su consuelo y sanación.
En su homilía, unió el amor de los habitantes nueva orlinenses por la comida y la historia de la Última Cena.
Sí. Muy a menudo, cuando viajamos, la gente pregunta: “¿De dónde eres?” Y cuando le decimos a la gente que somos de Nueva Orleáns o del sur de Luisiana, a menudo responden diciendo: “Bueno, ¡a todos les encanta comer!” Esa es una de las cosas por las que somos conocidos. Somos conocidos por nuestra buena comida y nuestra hospitalidad. Así eran las personas en el tiempo de Jesús. Les encantaba comer. No solo se reunían para alimentar sus estómagos, y asegurarse de tener alimentos nutritivos, sino que, para ellos, una comida era un evento para mostrar a otras personas cuánto respeto les tenían. Invitar a otros a compartir con ellos la comida en la mesa, era un privilegio en la época de Jesús. Vemos en las Escrituras que Jesús, a menudo comparte comidas con amigos, con recaudadores de impuestos, con pecadores, con muchas personas diferentes. Vemos que, Jesús estuvo muchas veces a la mesa con sus amigos. También, recordamos esa comida especial, la Última Cena, que es lo que celebramos en cada Misa: Jesús, haciéndose presente para nosotros, en el pan y el vino, convirtiéndose en su Cuerpo y Sangre. Una cosa que a menudo me he preguntado es, ¿quién puso la mesa en la Última Cena?. ¿Quién lavó los platos cuando terminó? Y no lo sabemos. Las Escrituras, ciertamente no nos lo dicen. Sin embargo, cuando vamos a Misa, sabemos quién pone la mesa; sabemos quién hace la limpieza, son los monaguillos. Los monaguillos, hacen otras cosas importantes: encabezan la procesión, y le dicen a la gente con su sola presencia y, con la cruz y las velas, que llevan algo importante que está por suceder. Llevan el libro al sacerdote, ayudándolo en la oración. En el momento de la presentación de las ofrendas, acompañan al sacerdote, y llevan esas ofrendas al altar, y ayudan al sacerdote a montar el altar. Lavan las manos del sacerdote mientras se prepara para celebrar la Eucaristía. Tocan campanas para decirle a la gente que algo muy importante está pasando. Y, al final, limpian la mesa. Podríamos decir que, lavan los platos. Al final de la celebración, salen en procesión, y nos ayudan a salir juntos al mundo, y ser testigos de lo que acabamos de escuchar en la Eucaristía. No son solo monaguillos. Son líderes que han servido con distinción e integridad, y han sido un ejemplo para otros servidores.
¿Qué tan importantes son sus padres?
Doy gracias a Dios por los padres, porque son ellos los que alientan a sus hijos e hijas a ser monaguillos, y se aseguran de que siempre estén presentes para la Misa. Su compromiso debe ser apreciado, y los honramos por eso.
Las preguntas para el arzobispo Aymond pueden enviarse a: claron [email protected].